Valencia, 27 de julio de
2015, salgo del hotel para coger el tren en dirección a Catarroja donde se ubica la Universidad
Florida, con la mochila cargada con el portátil, el cuaderno, varios
bolígrafos para no perder detalle y con mucha expectativas de cara al curso
“Coaching de equipos y otros enfoques” Mi objetivo principal en este curso es afianzar mi
formación para dar el paso del Coaching individual al Coaching de equipos, ese
paso del proceso individual al proceso colectivo, además de trabajar mis
competencias como gestor de un grupo de personas y contrastarlas con la gestión
de un equipo (que no de un grupo)
Altea, 8 de agosto de 2015,
ya de vacaciones estoy reposando todo lo digerido en el curso con mis
bolígrafos casi intactos. Aunque había coincidido con María Ruiz de Oña en el segundo ciclo del Experto en Coaching Deportivo y había “sufrido” en mis propias
carnes el efecto de sus constelaciones y de su sistema de formación
participativo, iba con la idea de un curso al estilo tradicional, con la
estructura definida por el experto, con práctica pero con teoría, con fases de alumno / oyente y con posibles aprendizajes de la trayectoria de María
en el Athletic de Bilbao…Y sin embargo ha sido un curso vivencial,
experimental, muy intenso en el trabajo personal en el que los propios alumnos
hemos ido creando buena parte de las dinámicas y en el que María nos ha ayudado
a exprimirnos consiguiendo que en cinco intensos días un grupo de 12 personas,
en su mayoría desconocidas, hayamos puesto la semilla de lo que perfectamente
podría ser un equipo de trabajo. Una formación en la que incluso durante un
rato María me permitió jugar a ser María (estoy a la espera del feedback María)
Como comentaba, iba a la
formación con el objetivo de aprender, de adquirir nuevas herramientas, de
tener las respuestas a las preguntas de los equipos, a obtener las claves para
que los grupos sean equipos y, sin embargo, salgo, nuevamente, con la clara
convicción que, siendo importante el conocimiento de la materia, la virtud de
un buen coach es estar presente, es decir, el comprender lo que ocurre tanto al
coachee individualmente como al propio equipo en su conjunto. En definitiva la
práctica del Coaching se puede estudiar en los libros pero esa parte de arte
intangible (sí arte, habéis leído bien) está más dentro de cada uno de nosotros
que en los formadores que vayamos encontrándonos en las distintas formaciones
que hagamos. Tan fácil y tan difícil.
Además, complementado lo
anterior, considero que lo esencial está en el trabajo personal del propio coach ya que sin ese trabajo interno es
complicado que los procesos, tanto individuales como de equipos, salgan bien. En
caso de no realizar este trabajo caemos en el riesgo de llevar nuestros propios
lastres a los procesos y tendríamos que preguntarnos ¿qué hay de esto que está
pasando en mi? ¿qué de esto es mío y lo traigo yo? Este trabajo es fundamental.
Quería terminar agradeciendo
a María Ruiz de Oña su inmensa dedicación es este curso y a David Llopis y a Coaching Florida por hacer posible este curso y como no a cada uno de los que hemos compartido el curso: a Miriam por su intensidad, a Eugenio por
compartir sus conocimientos, a Rosario por su ganas de aprender, a Paz por su tranquilidad
y su implicación, a Elisa la deportista de élite competitiva que nos da esa
perspectiva que a los demás nos falta, a Ainhoa por la valentía de perseguir su
sueño, a Javi por su autenticidad, a Amadeo por su vitalidad, a Rafa por trasladarme su
pasión por el futbol y las ganas de crecer, a Jose porque las apariencias
engañan y a Pedro, alma mater de cualquier equipo que se precie y al que se
echa enseguida de menos. Gracias a todos.
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