Este blog ha ido sufriendo un proceso de transformación continuo,
a veces consciente, a veces inconsciente, en ocasiones deseado, en otras
ocasiones no tanto. Y es el blog así que soy yo. Vamos, como la vida misma.
Este blog comenzó como un proyecto de compartir mi pasión por el
Coaching, el liderazgo, el crecimiento personal, el alto rendimiento, ligado al
mundo de la empresa y, principalmente, al deporte. Con mi evolución hacia el
Coaching deportivo, el blog fue mutando hacia esa dinámica y también con mi
evolución en mi parte de recursos humanos la vitalidad fue sufriendo las consecuencia. El blog y yo en nuestra dinámica de transformación.
Hoy he decidido aportar al blog una serie de escritos que llamaré
“Pensamientos encontrados” Pensamientos encontrados porque no los busco, pensamientos
que me encuentro y que rápidamente los tengo que apuntar porque de lo contrario
vuelan y desaparecen. En ocasiones regresan disfrazados en otros pensamientos.
Pensamientos encontrados que en ocasiones tienen que ver conmigo, en otras ocasiones
con mi entorno, en momentos con lo externo y en otras pocas con nada de eso. Los
que me rodean y me escuchan, tal vez, algunas veces, crean saber de qué hablo (y
acertarán) sin embargo, en ocasiones, lo obvio no es tan obvio como parece.
Algunas personas que siguen el blog dirán ¿y esto qué tiene que
ver con el Coaching? Pues todo y nada. Creo que para ser un buen coach lo
primero que se necesita es trabajarse muy bien a uno mismo, entenderse muy
bien, tener la cualidad de estar como coach y no simplemente la cualidad de ser un coach. Y además,
para mi, todo termina teniendo un nexo común, todo es parte de mi mismo. Así
que vamos a por el primer pensamiento encontrado:
“Y la inseguridad de la libertad te atemoriza. El abrazo del
gigante te aprieta, te asfixia, pero te consuela, te tranquiliza. El sentirte
cerca de él, inexplicablemente, te da seguridad. La confusión se apodera de ti.
Quieres correr y respirar, sin presión, sin corsés, sin las cadenas imaginarias
que te atan a ese gigante. Pero aun siendo imaginarias son demasiado fuertes.
Te das cuenta que no solo te dan seguridad, también son parte de ti, te dan
identidad. También usas la fuerza del gigante para tu protección. Te sientes
inseguro sin él. Sin embargo, el gigante jamás te ha atado. Nunca te ha negado
la libertad pero sabes que la libertad tiene como precio la seguridad”
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