
A los 2,5 km llego a la preciosa playa de Ondarreta (San Sebastián - Antiguo) y decido parar. Bajo a la playa desierta. Me acerco al mar. Me acerco a la orilla pero en mi cabeza siguen a todo tren los pensamientos: esto está pendiente, el lunes tengo muchos temas pendientes, hay que preparar las sesiones del domingo, mañana estoy con las niñas, en el Master tengo de plazo hasta mañana para entregar esto...Respiro hondo y el ritmo de las olas empieza a calmarme, estoy aquí, sigo el ritmo de las olas. El olor al salitre me transporta a los años en los que paseaba más a menudo por aquí, era / es mi guarida, donde puedes ver el horizonte y sentir que todo puede tener salida. La playa está a 5 minutos de casa de mis padres y me ayudaba a refugiarme en los momentos tristes y disfrutarla en los más felices. ¡Cómo me he reído cuando he recordado aquellos momentos en los que lo más trágico era que una chica no te devolviera una llamada! ¡benditos problemas olvidados! Han sido 5 minutos de estar presente, eso que ahora llamamos mindfulness. Estado presente desde el que he vuelto a mi adolescencia y mis primeros años de juventud. No necesito inventarme una guarida amigos de Vetusta, mi guarida sigue ahí tan preciosa como siempre.
Vuelta a rodar hacia casa. Más feliz. Hoy yo también me he vuelto a demostrar del poder de nuestra mente. Hoy también he dado un paso más.