
Todo esto viene a
que el otro día leía un artículo de Roberto Palomar criticando la calidad actual
del periodismo deportivo y ensalzando unos pocos profesionales y proyectos
dentro de este mundo. Y me hizo especial ilusión ver nombradas la Revista Líbero y la Revista Panenka. Dos excepcionales revistas de fútbol que han
mejorado sustancialmente mi proyecto de niño. Revistas que mezclan lo social y cultural con el fútbol, que no se someten a la inmediatez del mercado, ni a la noticia sin contenido, huyen de los chiringuitos televisivos, revistas que cuidan el buen gusto y la calidad sobre la cantidad, que hacen del fútbol algo exquisito, algo que saborear con delicadeza. Sería muy interesante que todos los clubes de fútbol, desde los profesionales a los aficionados, tuvieran una suscripción para que los jugadores pudieran leerlas. Ayudaría mucho al fútbol moderno.
En mi caso, he pensando más
de una vez suscribirme a ambas revistas pero la magia de bajar a la librería y
preguntar si ya las han recibido me tiene cautivado. Es un ritual personal y privado que
desemboca en tener la revista en mis manos, con esa textura y olor especial,
repleto de historias que quiero saborear con calma. Son revistas que me hacen estar conectado con el momento presente de la lectura. Es maravillosamente romántico que proyectos así tengan cabida y que sigan teniendo vida por mucho tiempo. Para mi, estos proyectos, demuestran que hay emprendedores que hacen nuestros sueños de juventud realidad y, a mi eso me parece pura vida. ¡Larga vida a estos emprendedores soñadores!

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